Según la definición de la OMS la Salud es el “estado de completo bienestar físico mental y social que tiene una persona” (Alcántara Moreno, 2008). Aunque esta definición ha recibido muchas críticas por su naturaleza poco operativa al menos nos abre la posibilidad de preguntarnos ¿quiénes son realmente los sanos o quiénes son los enfermos?

ENFERMOS DEL CUERPO

Como de costumbre, acudí, aquella tarde a cumplir con mi guardia en el Servicio de Emergencia. Me encontraba realizando mi entrenamiento en un hospital a 150 Km al norte Lima. Era mi año de internado médico y mi pasión por el servicio era más que evidente. Al fondo, en un lugar especial, se encontraba una mujer joven, guapa, de unos 25 años, enfermera, aparentemente llena de vida, pero la enfermedad y el dolor no respetan profesión y el sufrimiento no repara en color ni belleza y aquella mujer estaba enferma.
La fiebre que la aquejaba desde hace casi treinta días se había incrementado las últimas semanas y el rosado juvenil de su piel cambió al blanco pálido; estaba enferma definitivamente del CUERPO. Y cuando los análisis arrojaron la presencia de unas células anormales en la sangre, BLASTOS, ya no quedaban dudas del diagnóstico. LEUCEMIA y la sola mención de esta palabra es sinónimo de un futuro ominoso cuando la esperanza se extingue con cada minuto que pasa y cuando la angustia invade lo más recóndito de nuestras almas.
Estar enfermos del cuerpo significa sin lugar a dudas la forma más conocida de estar enfermos.

ENFERMOS DE LA MENTE

Cuando queremos evaluar la salud mental frecuentemente usamos preguntas como estas: ¿Tiene muchas preocupaciones? ¿Es incapaz de concentrarse por razones que ignora? ¿Se enoja con facilidad y con frecuencia? ¿Sufre de insomnio? ¿Hay cambios en su estado de ánimo? ¿Tiene miedo sin una verdadera causa? ¿Sufre de numerosas molestias y dolores que los médicos no pueden atribuir a ninguna causa física? Y así la lista podría continuar. Se dice que por cada paciente hospitalizado hay 3-5 afectados en su salud mental y mientras lee este artículo, 2 personas (2 suicidios/minuto) ya se suicidaron en alguna parte del mundo y los expertos mencionan que en los próximos 20 año la carga de enfermos mentales se incrementará de forma considerable. Pero estos trastornos son las formas severas de enfermedad mental pero a diario nuestra mente es asaltada por preocupación, trauma, ansiedad, soledad, disfunción familiar y una vida agitada que nos envuelve en la vorágine de la modernidad. Sí. Claro que sí. También estamos enfermos de la mente y nuestro futuro parece no tener mucha esperanza.

ENFERMOS DEL ESPÍRITU

¿Cuantas personas no encuentran sentido a la vida? ¿Cuantas personas tienen vacío en sus vidas? ¿Cuántas veces no encontramos paz o no estamos conectados con el propósito de nuestra vida? La vida del ser humano tiene sentido en la medida que trasciende a su propia vida o trasciende al tiempo y en ese orden de ideas vale la pena dedicar unas líneas a la importancia de nuestras creencias, la fe y los principios rectores de nuestra existencia (Puentes, Urrego, & Sánchez, 2015).
Seguro que nuestro componente espiritual también sufre los estragos de nuestra vida ajetreada y requerimos alguna esperanza de alivio para lograr paz de espíritu y trascender a nosotros mismos.

ENFERMOS SOCIALES

Desde que el concepto de “determinantes sociales” ingresó (Jaime, 2013) en las Escuelas de Salud Pública, han aumentado las investigaciones sobre estos factores en la salud. La influencia de estas variables en la salud de las poblaciones es irrefutable y se afirma explícitamente que la “salud de la población se promueve otorgándole y facilitándole el control de sus determinantes sociales” a las que se han denominado como «las causas de las causas» de la enfermedad. (Lip, 2005)
Dejaremos este punto para un próximo análisis, pero solo mencionar que al existir una inadecuada distribución de los recursos o la introducción de políticas desfavorables en materia sanitaria, la población estará más vulnerable a enfermar por lo que valdría la pena también afirmar que hay mucho por crecer en temas sociales y las estrategias de promoción tienden a cubrir ese vacío.

TODOS SOMOS ENFERMOS

Debido a la naturaleza de mi profesión médica gran parte de mi vida está en total relación con los «enfermos» pero más de una vez me he preguntado si existen realmente los «sanos» de acuerdo a la definición de la Organización Mundial de la Salud.
Me atrevería a decir que NO, pues:
– Enfermo es aquel que atiende el MEDICO. Enfermo es aquel familiar tuyo, que siente que el cáncer abraza su cuerpo y lo va quemando, poco a poco, desintegrando célula a célula, tejido a tejido.
– Enfermo es aquel que tiene el corazón insuficiente o quizá hace años o meses está unido a ésa cama de hospital que tanto sabe del dolor humano o del sudor afiebrado que le aqueja día a día.
– Enfermo es aquel que acude al PSICOLOGO o PSIQUIATRA. Enfermo eres tú, amigo, que cada día tienes que enfrentarte con el trabajo diario, la incomprensión de los que te rodean; el egoísmo de los que te tratan como un objeto más y cada noche vuelves a casa con los nervios rotos, los sentimientos heridos y una sensación de impotencia frente a un mundo materialista que te traga en el torbellino del egoísmo.
– Enfermo también es aquel que NO sabe a quién acudir. Enfermo eres tú, que aparentas estar sano o feliz, pero que por dentro llevas el gran vacío de no encontrar sentido a la vida y que tú calificas como angustia o vacío existencial.
Enfermo eres tú, que posiblemente lo tienes todo, pero te falta esa paz de espíritu que jamás puede darte el dinero, la riqueza, la fama o el apellido.

Realmente pareciera que todos estamos enfermos sin embargo hay una luz de esperanza para todos, esperanza para encontrar salud total e integral a través de pequeñas cosas que podemos emprender para mejorar un día a la vez. Lo veremos en el siguiente artículo que yo escriba.

 


Dr. Roger Albornoz es director de la Escuela de Medicina Humana en la Universidad Peruana Unión

Referencias

– Alcántara Moreno, G. (2008). La definición de salud de la Organización Mundial de la Salud y la interdisciplinariedad. Sapiens. Revista Universitaria de Investigación, Año 9, No. 1, 93.
– Jaime, B. (2013). La determinación social de la salud como herramienta de trasformación hacia una nueva salud publica. Rev. Fac. Nac. Salud Pública 2013; 31(supl 1): S13-S27, 13-27.
– Lip, C. (2005). Determinantes sociales de la salud en Perú. Organización Panamericana de la Salud.
– Puentes, Y., Urrego, S., & Sánchez, R. (2015). Espiritualidad, religiosidad y enfermedad: una mirada desde mujeres con cáncer de mama. Avances en Psicología Latinoamericana, vol. 33, núm. 3, 2015,, pp. 481-495.