¿Se acuerda de Pablo, al principio de este libro? Sí, ese esposo estresado que siempre llegaba a casa molesto con la supervisora, que nunca tenía tiempo para su esposa y sus hijos. El gran problema de él era el estrés. De hecho, este es un problema cada vez más común en la vida de millones de personas.
El estrés forma parte de nuestra vida diaria. La presión del tiempo y el trabajo, los problemas de relaciones, el ruido, la contaminación, las finanzas y la inseguridad son solo algunas de las causas del estrés.
Sus consecuencias afectan no solo el cuerpo sino también la mente y las emociones. La tensión debe ser tratada con precaución, pues sus efectos traen grandes daños y pueden ser fatales. Por otro lado, en la justa medida, el estrés es una fuente de motivación que debe aprovecharse. Los mecanismos de estrés liberan energía suficiente para enfrentar casi cualquier situación. Algunos incluso lo clasifican de la siguiente manera: estrés – condición fisiológica necesaria y útil para la vida y la supervivencia; distrés – condición de desequilibrio, perjudicial para la salud.
Un ejemplo: la costurera Elvira sabe que el viernes es el día de entrega de sus costuras y trabaja sin descanso el día anterior. Esto hace que produzca más que los otros días. Se concentra mejor, trabaja más rápido y con mayor precisión; se olvida de comer, pero no lo suficiente como para perder el conocimiento. El viernes entrega la ropa a tiempo y se relaja con satisfacción. El estrés era útil en esa ocasión, pero no puede abusarse de esta energía constantemente.
Los peores efectos del estrés sobrevienen cuando estas situaciones se prolongan. Este era el caso de Pablo, quien ya había cruzado la barrera de defensa. Cuando esto sucede, el cuerpo comienza a sentir las consecuencias y, como resultado, baja la resistencia del sistema inmunológico, que nos protege de las infecciones. Por tanto, somos más propensos a todo tipo de enfermedades, incluyendo los resfriados. Ahora, imagine el estrés junto con la depresión. ¿De qué sería capaz este dúo? ¿Habrá sido el detonante para el cáncer de Carlos?
EFECTOS FÍSICOS Y PSICOLÓGICOS DEL ESTRÉS
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El estrés tiene influencia sobre diversas enfermedades, y el estado de desequilibrio causado por él debilita la mente y el cuerpo para hacer frente a estas situaciones. El pensamiento, las emociones y la conducta también sienten los efectos del estrés excesivo.
Pensamiento: dificultad para pensar con coherencia, falta de memoria, falta de concentración, conceptos erróneos, etc.
Emociones: tensión constante, temor a contraer alguna enfermedad, impaciencia e irritabilidad, complejo de inferioridad, etc.
Comportamiento: disminución de la fluidez verbal, riesgo de usar sustancias nocivas, ausentismo escolar y laboral, dificultad para dormir, problemas de relaciones, etc.
ESTRÉS PERMANENTE: GRAN PELIGRO
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Pablo aún no había llegado al punto de desarrollar una enfermedad física, pero estaba en camino. Necesitaba con urgencia cambiar su estilo de vida; de lo contrario, el precio pagado por él y la familia sería demasiado alto. Cuando el rendimiento del trabajo se mantiene a expensas de un alto estrés y una gran tensión, se pierde la eficiencia. Y, cuando su duración se prolonga, existe el riesgo de trastornos graves en el cuerpo y la mente.
En un experimento realizado con cuatrocientos participantes, todos en buen estado de salud, se midió el nivel de estrés en los últimos doce meses. Se les administró un spray nasal que contenía cinco tipos diferentes de virus del resfriado común. Luego fueron examinados diariamente para analizar la presencia o ausencia del virus en las vías respiratorias y los posibles síntomas de resfriado. Vea los resultados:
• Se encontraron virus en casi todos los participantes.
• Solo un tercio contrajo un resfriado.
• A mayor nivel de estrés, mayor cantidad de virus.
• A mayor nivel de estrés, mayor manifestación de síntomas.
• Los clasificados con un alto grado de estrés contaban con el doble de posibilidades de contraer un resfriado.
• Los efectos del estrés fueron significativos incluso después de eliminar variables importantes como la edad, el ejercicio, la dieta, y el consumo de alcohol y tabaco.
CÓMO PREVENIR EL ESTRÉS
El buen uso del tiempo evita el estrés; ¿sabemos cómo organizarlo? El tiempo es uno de los bienes que todos recibimos en la misma medida; ¿cómo lo utilizamos cada uno? ¿Qué hacer para utilizarlo equilibradamente?
Ser realista – Ya conoce el dicho: “No se puede dar un paso mayor que las piernas”. Ese pensamiento advierte contra la pretensión de hacer muchas cosas a la vez, porque terminan siendo mal hechas. Usted tiene que fijar metas que puedan alcanzarse en el tiempo disponible.
Establecer prioridades – Al conocer las prioridades, se hace más fácil concentrarse en tareas más importantes. Esto tiene mucho que ver con sus valores y creencias. ¿Qué posición ocupa el dinero en su vida? ¿Qué tan importante es su trabajo? ¿Cómo considera sus relaciones familiares? ¿Juzga valiosa la ayuda de los demás? ¿Demuestra valores religiosos en su vida? Dependiendo de sus respuestas, usted le destinará un tiempo adecuado a cada aspecto.
Variar las tareas – No será feliz únicamente desarrollando una actividad, ya que puede llegar a ser obsesivo o tedioso. El trabajo es importante para que usted obtenga ingresos y satisfacción personal. La relación de pareja y la familia son también un buen equilibrio de ingredientes. El ocio ofrece mucha satisfacción y debe complementar el trabajo regular; por lo tanto, hará bien en alternar el trabajo físico con el ocio tranquilo, o el trabajo sedentario con el ocio activo.
Ser organizado – Prepare una lista de cosas que tiene que realizar durante el día y la semana. Centralícese en ellas y no se distraiga con otras cosas que llamen su atención de los objetivos deseados. Si siente una presión excesiva, disminuya algunas de sus actividades. Si cree que la tarea es poca, trate de añadir algo más.
Vivir con sencillez – Ocios que consumen mucho tiempo, vacaciones derrochadoras y deportes extravagantes nos absorben de tal manera que pueden convertirse en causas de estrés. Todos requieren no solo grandes gastos económicos, sino también el uso de tiempo y energía con el fin de hacerlos realidad. Realice actividades simples, tales como pasear al aire libre o leer un buen libro. Aprenda a ser feliz con cosas simples, que proporcionan verdadera felicidad.
CÓMO SUPERAR EL ESTRÉS
El tratamiento del estrés tiene que ser completo, integral. Debe cubrir todos los aspectos sociales (trabajo, familia, amigos, etc.). En períodos de crisis de estrés, elija la cantidad de trabajo que puede poner en práctica razonablemente y no se preocupe por nada más. Preste atención a sus relaciones, olvídese de sí mismo, trate de ser agradable y ofrezca su amistad a los demás. Ayude a alguien, conocido o no, siendo amable o haciendo una pequeña contribución humanitaria. La reacción de los demás lo ayudará.
Superar el estrés implica las diferentes dimensiones de la vida: física, mental y espiritual. Tenga en cuenta las siguientes pautas:
Plano mental – La terapia más eficaz en casos de estrés se llama psicoterapia cognitiva, y consiste en enseñar a la persona a controlar sus pensamientos, en lugar de dejar que los pensamientos la dominen. ¿Cómo se logra esto? Practicando estos ejercicios varias veces:
• Prohibirse los pensamientos negativos.
• Elegir los temas y motivos de pensamiento positivo o neutro. Por ejemplo, experiencias agradables del pasado, personas a quienes admiramos, amistades divertidas o episodios de algún libro o película especial. Pensar en estas cosas al desempeñar las tareas de rutina, o para reemplazar los pensamientos que causan preocupación.
• Tener como motivación las preocupaciones constructivas. Para resolver los problemas que causan estrés, es necesario pensar en alternativas, recursos y otras formas de superar una dificultad, y así no se sumergirá en una preocupación destructiva, repetitiva y obsesiva.
• Abandonar las creencias irracionales. Algunas personas tienen ideas y creencias negativas sobre sí mismas y el entorno en que viven que son ilógicas, arruinan la autoestima y aumentan el estrés. Por ejemplo: “Soy bueno para nada”, “A nadie le gusta mi compañía”, “La felicidad viene por casualidad, y todavía no ha llegado mi hora”, “Mi supervisora me odia y solo quieren hacerme daño”. Estas ideas deben ser rechazadas. Y si alguien no puede hacerlo solo, debe buscar la ayuda de un psicoterapeuta para hablar sobre este tema y deshacerse de estas creencias irracionales.
Plano físico – El ejercicio es la mejor medicina contra el estrés. Si lo permite su salud, haga ejercicio vigoroso (correr, nadar, practicar deportes) o una caminata rápida todos los días.
La relajación es otro buen remedio: separe media hora cada día para descansar (no dormir) tensando los músculos uno por uno, alternando momentos de relajación después de cada tensión.
La respiración profunda de vez en cuando también es muy útil para combatir el estrés: respire profundamente, presione el abdomen (no los pulmones) y mantenga el aire durante unos segundos antes de exhalarlo.
Plano espiritual – La paz mental es incompatible con el estrés. Una conciencia tranquila puede obtenerse a través de la fe y la oración.
El Señor Jesús, después de un agotador día de sermones, caminatas y presiones de la multitud, dijo a sus discípulos: “Vengan conmigo ustedes solos, a un lugar apartado, y descansen un poco” (Marcos 6:31). Su método consistía en levantarse de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, e ir a un lugar desierto para orar (S. Marcos 1:35).
La meditación que recomendamos tiene su fundamento en la Biblia. En un ambiente libre de distracciones, trate de leer un pequeño texto bíblico (algunos versos del libro de los Salmos o Proverbios, por ejemplo). Concéntrense al máximo en esta lectura, reflexione en su significado, sienta la fuerza poética del texto y descubra su mensaje. ¡Eso marca una gran diferencia! Pruebe.
Es importante hacer esto durante quince a veinte minutos y terminar con una oración a Dios, agradeciéndole por su mensaje y pidiéndole fuerzas para enfrentar las dificultades causadas por el estrés. También es útil leer la experiencia de un personaje de la Biblia y la inspiración de su historia.
Busque en la Biblia las sorprendentes historias de Abraham, Jacob, José, Moisés, Samuel, Jonatán, David, Sansón, Jonás, Ester, Elías, Pedro, Pablo y, sobre todo, la vida de Jesús y sus enseñanzas. Aprenda las lecciones de estos magníficos personajes. La lectura y la reflexión sobre estos asuntos son incompatibles con el estrés.
PRACTIQUE LA SALUD TOTAL
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La mejor manera de prevenirse contra el estrés es adoptar un estilo de vida saludable y equilibrado, tanto con el cuerpo como con la mente. Mantener una buena salud física y mental no es algo caro ni difícil, y está al alcance de todos.
Debemos tener cuidado con los pensamientos obsesivos. ¿Se ha sentido incapaz de dejar de pensar en algo? Trate de deshacerse de esa amenaza mediante la observancia de los siguientes pasos:
• Identifique los pensamientos que le causan ansiedad o estrés.
• Al primer indicio de la posibilidad de pensamientos indeseables, diga (o grite, si es necesario): ¡BASTA! ¡SE TERMINÓ! ¡PUNTO!
• Trate de distraerse ocupando la mente con pensamientos más edificantes.
Siempre cultive una actitud positiva hacia todas las cosas, y ocupe su mente con temas agradables y constructivos. Entienda que solo cuando el uso de esta técnica de control se transforme en hábito, usted será capaz de “prohibirle” a su mente pensamientos indeseables de manera instintiva y segura.
El medio ambiente también cuenta mucho, sobre todo cuando el asunto es el ruido y la contaminación acústica. Al superar el potencial umbral de riesgo (60 decibeles), el sonido puede convertirse en un importante factor estresante. Si aumenta el volumen, es capaz de causar daños en los oídos, incluyendo la pérdida de la audición. El ruido excesivo también puede causar cambios psicofísicos: fatiga, irritabilidad, insomnio, dolor de cabeza, tensión muscular, etc. Todos estos síntomas están asociados con el estrés.
Thomas Munzel, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Mainz, Alemania, se ha destacado por las investigaciones que relacionan el ruido de las grandes ciudades (como aviones de turbina y automóviles en las carreteras) con graves riesgos para la salud. Según el Dr. Munzel, el estrés generado por esos ruidos puede convertirse en crónico y causar problemas cardiovasculares e incluso diabetes, debido al alto nivel de cortisona. El problema se agrava por la noche, lo que aumenta las posibilidades de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular, ¡a veces tanto como ocurre con el tabaquismo! Por lo tanto, el ambiente del sueño debe ser lo más silencioso posible. Por lo menos, eso.
Además de la preocupación por el medio ambiente en el que vive, también sería bueno poner en práctica estos consejos recordando que, por ser tan importantes:
Dieta y nutrición – Los mejores alimentos son los que están más cerca de su estado natural. Cereales integrales preparados con sencillez (como el arroz) o manufacturados (como el pan) son la base de la alimentación tradicional de la humanidad. Hortalizas, frutas, verduras y frutos secos (oleaginosas) también son necesarios por sus propiedades curativas y nutricionales. Los alimentos de origen animal, como la carne, el pescado, y los productos lácteos y las grasas, pueden no ser las mejores opciones para una buena nutrición.
Agua – El agua es la mejor bebida y el líquido más eficaz para la renovación de los fluidos corporales. Se recomienda beber mucha agua todos los días (en promedio, de seis a ocho vasos fuera de las comidas). Otras bebidas de uso general, tales como refrescos, cerveza y café, son una carga para el cuerpo, que necesita eliminar las sustancias tóxicas de alcohol, cafeína y colorantes con el fin de almacenar el exceso de azúcar en forma de grasa. Esto puede terminar bloqueando los vasos sanguíneos y causar muchos tipos de enfermedades vasculares y cardiovasculares.
Ejercicio – Todos los órganos y los sistemas del cuerpo se han creado para la actividad. Dentro de los límites y bajo consejo médico, hay que ejercitar los músculos y los huesos, para su bienestar y regeneración. Esfuércese y practique algún deporte o pasatiempo que le proporcione ejercicio físico, o camine con regularidad.
Sustancias nocivas – Las así llamadas sustancias psicoactivas (drogas, alcohol, tabaco, etc.) afectan directamente el sistema nervioso central y, en consecuencia, el estado de ánimo y la capacidad de razonar. Un plan para la prevención o cura de estrés excesivo eliminará completamente el uso de sustancias que alteran las funciones mentales.
Descanso – Después del trabajo físico llega el buen descanso. Es importante tener equilibrio entre fatiga física y horas para dormir. Tenga en cuenta que las siete u ocho horas de sueño que la mayoría de los adultos necesita es algo muy importante para prevenir el estrés. Sin un buen descanso no es posible enfrentar las exigencias del trabajo, y eso producirá ansiedad y estrés. Además del reposo nocturno, es importante tomarse unas buenas vacaciones y desconectarse del trabajo. Así tendremos un descanso diario y un descanso anual. Pero ¿no está faltando algo? Bueno, falta hablar del descanso semanal. Muchas personas han olvidado este importante principio de reposo que les vendría muy bien.
DÍA ANTIESTRÉS
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El cuarto mandamiento de la Ley de Dios dice: “Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor. Durante seis días trabajarás y harás en ellos todas tus tareas; pero el séptimo es día de descanso consagrado al Señor, tu Dios. En ese día no realizarás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el inmigrante que viva en tus ciudades. Porque el Señor hizo en seis días el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y el séptimo día descansó. Por eso mismo el Señor bendijo el sábado y lo declaró día sagrado” (Éxodo 20:8-11, La Palabra).
El Mandamiento más olvidado es justamente el que comienza con el verbo “recordar”. ¡Cuánto bien les haría a Pablo, Laura y Carlos –de hecho, a cualquier persona– apartar un día a la semana para un descanso físico, mental y espiritual! ¿Sabe por qué? Porque fuimos creados para funcionar en ciclos de siete días. Esto se conoce como “ciclo circaseptano”.
De acuerdo con Everton Fernando Alves, enfermero y Magíster en Ciencias de la Salud, el cuerpo humano tiene su propio reloj biológico. Tiene un “ritmo circadiano” interno de 24 horas que impulsa el ascenso y la caída de muchas moléculas, y también tiene el “ritmo del séptimo día”, o “ciclo de circaseptano”, que se repite cada siete días, siendo considerado un ritmo inteligente debido al hecho de que el descanso es una necesidad biológica. “Este es estudiado por cronobiólogos, los expertos que investigan las formas de los ritmos biológicos, sus movimientos oscilatorios, su conexión con el ambiente externo y la forma en que la información se recibe y se transmite por medio de un mundo palpitante para una mejor aproximación a la verdadera naturaleza humana”, explica Alves.1
Un ciclo de siete días se encontró en las fluctuaciones de la presión arterial, el contenido de ácido en sangre, las células rojas de la sangre, el ritmo cardíaco, la temperatura oral, la temperatura de la mama femenina, la química y el volumen de la orina; todo eso a partir de dos neurotransmisores importantes –noradrenalina y adrenalina–, y del aumento y la disminución de diversos productos químicos del cuerpo, tales como la hormona para enfrentar el estrés: el cortisol.
Otra curiosidad se refiere a la asociación entre el reposo en el séptimo día de la semana y la longevidad humana. Las investigaciones afirman que las personas que descansan en el séptimo día tienen una esperanza de vida superior a otros que no lo hacen. Las cifras apuntan a un aumento de vida de 4 a 10 años más debido a que descansar ese día representa una forma cultural de gestión del estrés y de reducción de la presión sobre el cuerpo humano.2
Dice Alves: “Cuanto más profundo se penetra en el funcionamiento interno de la vida, comienza a aparecer un diseño aún más complejo, intrincado y maravilloso. El Diseñador no solo dejó sus huellas digitales en todo el proyecto, sino también su ‘tarjeta de presentación’ en las células vivas, diciendo a la gente el momento en que diseñó la vida: en una semana de siete días. Fue cuando encerró el reloj de la vida y lo definió, marcando en cada una de sus formas un ritmo de siete días. Es el ritmo ideal del proyecto; una sincronización para vivir y trabajar como estaba previsto”.
Las recomendaciones de Dios apuntan siempre a nuestro bienestar. Al colocar en su Ley un mandamiento específico sobre la santificación de un día de la semana, él, en realidad, estaba previniendo la carrera en la búsqueda de posesiones, y la tensión física y mental derivada. Hoy, podríamos decir que, al obedecer el cuarto Mandamiento, en realidad estamos mejorando nuestra calidad de vida y evitando el estrés. Además, estamos siguiendo la misma ley de la vida porque, después de todo, el Creador de las leyes físicas y biológicas es el mismo Creador de las leyes espirituales.
Cuando vamos a la Biblia, nos damos cuenta de que el sábado está presente desde el principio hasta el final de sus páginas. Luego del origen de la vida en este planeta, leemos en Génesis 2:1 al 3 que el mismo Creador hizo tres cosas en el séptimo día: lo bendijo, lo santificó y descansó. Cuando Dios santifica algo significa que él pone esa cosa aparte para un propósito específico y sagrado. Cuando él bendice algo o a alguien, nadie puede quitar esa bendición. Usted, sin embargo, puede preguntarse: Dios ¿se cansa?
En Isaías 40:28, se dice que no. Después de todo, ¡él es Todopoderoso! Por eso Jesús, quien no tenía pecado, no necesitaba ser bautizado, pero lo hizo para darnos un ejemplo (S. Mateo 3:13-15). Del mismo modo, Dios nos dio ejemplo “descansando” en el séptimo día. Además, este reposo (shabbat, en hebreo) tenía que ver más con una pausa en su actividad creadora.
En San Marcos 2:27, Jesús dice que el sábado es un regalo dado al “hombre” (ser humano), no a un pueblo o a un grupo específico; por no mencionar el hecho de que cuando el sábado se inauguró en la Tierra, aquí solo estaban Adán y Eva (lea también Isaías 56:6, 7). No había judíos ni cualquier otro pueblo. Los textos de Éxodo 20:8 al 11, Levítico 23:3 y Mateo 28:1 dejan en claro que el sábado es el séptimo día y no cualquier otro día de la semana. En Ezequiel 20:12 y 20, el sábado se presenta como una señal de lealtad de la criatura hacia su Creador. El sábado es el memorial de la Creación. Según lo formuló el gran rabino Abraham Heschel, es un templo en el tiempo.
Por supuesto, Jesús, el Verbo hecho carne (S. Juan 1:1-3), guardó el sábado cuando estuvo aquí en la Tierra (ver S. Lucas 4:16). La misma actitud fue seguida por sus discípulos (Hechos 16:13; 17:2) y la propia María (S. Lucas 23:56). Adán y Eva, los patriarcas, los profetas y los seguidores de Jesús siempre santificaron el séptimo día de la semana, el cual, según la Biblia, comienza al atardecer del viernes (día de preparación) y se extiende hasta la puesta de sol en el sábado (Nehemías 13:19; Génesis 1:19; S. Marcos 1:32; Levítico 23:32). El cambio de día a la medianoche es una invención humana.
“Si en el día de reposo, que es mi día santo, te refrenas de hacer tu voluntad y lo llamas día santo y glorioso del Señor; y si lo honras no siguiendo tu propio camino ni buscando tu voluntad, ni hablando por hablar, entonces hallarás tu deleite en mí. Yo, el Señor, te llevaré a las alturas de la tierra, y allí te daré a comer de la herencia de tu padre Jacob” (Isaías 58:13, 14). Así es como Dios desea que guardemos su santo día; una práctica que, incluso, perdurará por toda la eternidad (Isaías 66:22, 23).
Realmente les haría mucho bien a Pablo, a Laura y a Carlos apartar un día a la semana para tener un encuentro especial con el Creador, con la familia y consigo mismos. El sábado es un paso atrás para dar un salto adelante.
Pruebe usted también descansar el séptimo día. El sábado es un regalo de Dios que le llega a usted cada semana. ¡Desenvuélvalo!
CÓMO HACER QUE EL SÁBADO SEA UNA “DELICIA”
• Prográmese para recibir el sábado, y hágalo desde el comienzo de la semana.
• Espere el sábado como un día especial de comunión con Jesús.
• A la puesta del sol del viernes, reúna a su familia, y canten, oren y reciban el sábado juntos.
• El sábado por la mañana vaya a la iglesia, como lo hizo Jesús.
• Prepare, con antelación, una comida diferente y deliciosa para el almuerzo del sábado.
• Por la tarde, si usted tiene niños pequeños, programe un paseo por un parque u otro lugar donde puedan hablar sobre el poder y el amor de Dios manifestados en la naturaleza.
• Participe en actividades de servicio y apoyo físico y moral a los necesitados, como lo hizo Jesús.
• Al ponerse el sol el sábado, reúna nuevamente a la familia para orar y despedir el sábado, pidiendo la bendición de Dios para la semana entrante.
INCONVENIENTES DE LOS TRANQUILIZANTES QUÍMICOS
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El uso de productos farmacéuticos (relajantes musculares y tranquilizantes) en muchos casos es innecesario. Excepto para el tratamiento de patologías específicas que requieran prescripción médica, los productos farmacéuticos recetados no superan a los beneficios sintomáticos de otros tratamientos no químicos, y producen efectos secundarios:
• Somnolencia
• Disminución de los reflejos
• Hipotensión
• Debilitamiento físico Además, muchos medicamentos antiestrés se convierten en una adicción y causan síntomas muy desagradables cuando se suspende su administración.
EXAMÍNESE
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Para averiguar si su estrés le ocasiona perjuicios, responda “SÍ” o “NO” a las siguientes preguntas:
1. ¿Disfruta de la naturaleza en su tiempo libre?
2. ¿Hace uso de bebidas alcohólicas?
3. ¿Come frutas y verduras en abundancia?
4. ¿Fuma?
5. ¿Practica ejercicio regularmente?
6. ¿Utiliza tranquilizantes habitualmente?
7. ¿Vive en una casa limpia y ordenada?
8. ¿Vive en un barrio ruidoso?
9. Su casa ¿es acogedora?
10. ¿Siempre está rodeado de muchas personas?
11. ¿Tiene buen apetito?
12. ¿Se olvida de las cosas con facilidad?
13. Su digestión ¿funciona bien?
14. ¿Se siente cansado sin razón aparente?
15. ¿Duerme bien?
16. ¿Se irrita con facilidad?
Puntuación:
Eche un vistazo a las preguntas impares y anote un punto para usted en todos los “NO”:
Eche un vistazo a las preguntas pares y anótese un punto en cada “SÍ”: Suma total: ………………
Interpretación:
De 0 a 7 puntos Usted está bien protegido contra el estrés. Tal vez necesite hacer un pequeño cambio para lograr un mayor estímulo en su vida.
De 8 a 13 puntos Usted está en el nivel medio de estrés. Las cosas pueden tomar uno u otro sentido. Es importante tomar medidas preventivas.
De 14 puntos en adelante Es una advertencia, para que usted haga un examen de sus hábitos de vida, del ambiente en que vive, de su actitud mental y de sus relaciones, y de hacer planes para mejorar.
1Eviatar Zerubavel, The Seven Day Circle: The History and Meaning of the Week [El círculo de siete días: La historia y el significado de la semana], Chicago: University of Chicago Press, 1985. Dan Buettner, “The secrets of long life” [El secreto de la longevidad], National Geographic, 2005, 208:2-27; Dan Buettner, The Blue Zones: Lessons for Living Longer from the People Who’ve Lived the Longest [Las zonas azules: Lecciones para ser longevos a partir de personas que han vivido mucho tiempo], Wáshington, D.C.: National Geographic Society, 2009. Jerry W. Lee, Kelly R. Morton, James Walters, Denise L. Bellinger, Terry L. Butler, Colwick Wilson, Eric Walsh, Christopher G. Ellison, Monica M. McKenzie y Gary E. Fraser, “Cohort Profile: The Biopsychosocial Religion and Health Study (BRHS)” [Perfil de lo grupal: El estudio biopsicosocial de la religión y la salud (EBRS)], International Journal of Epidemiology, 2009, 38(6):1.470-1.478. En Everton F. Alves, “A cronobiologia e o ciclo semanal” [Cronobiología y el ciclo semanal], Vida e Saúde (septiembre de 2015), 77(9):16-18.
2 D. Buettner, “The Secrets of Long Life”, National Geographic, 2005, 208:2-27. D. Buettner, The Blue Zones: Lessons for Living Longer from the People Who’ve Lived the Longest, Wáshington, D.C.: National Geographic Society, 2009. Jerry W. Lee, Kelly R. Morton, James Walters et al., “Cohort Profile: The Biopsychosocial Religion and Health Study (BRHS)”, Int. J. of Epidemiol., 2009, 38(6):1.470-1.478.