La angustia es la emoción más sentida por el ser humano. Según la Sociedad Brasileña de Inteligencia Emocional (SBIE) la angustia es un apretón en el pecho, sensación de vacío, sofocación, inquietud, descontento y ansiedad.

Este es un sentimiento muy incómodo y a menudo sus síntomas se confunden con otros tipos de problemas como la depresión y la ansiedad.

A pesar de ser frecuente en la vida de muchas personas, sigue siendo un tema difícil de manejar porque en la gran mayoría de las veces no sabemos cómo reaccionar ante la angustia. Siempre cuando nos sentimos atormentados, huimos. Es como un mecanismo de defensa.

Ante una situación difícil tenemos tres opciones: quedarse estático (no hacer nada), huir o actuar. Lo ideal sería parar por un momento, pensar, y analizar para descubrir la causa de la angustia. Sin embargo, preferimos huir, aunque de forma inconsciente, y eso nos impide entender quiénes somos y crecer mental y espiritualmente.

mujer con angustia

Foto: pixabay.com | por Foundry

 

Tenemos cuatro pasos que te van ayudar a enfrentar la angustia.

01 – Analizar sus pensamientos

Este es el primer paso y el más importante. Necesitas parar y analizar lo que sientes. Este análisis es importante para detectar qué pensamientos provocan este sentimiento.

 

02 – Hablar

¡Hablar siempre es la mejor solución! Busque a alguien que te pueda escuchar. Hablar ayuda a enfrentar el problema.  

 

03 – Crear relaciones – Con las personas y con Dios

Cuando estamos solos, creamos angustias innecesarias. Crear vínculos de amistad y compartir experiencias puede ayudar mucho. Además, es importante tener una buena relación con Dios. Por lo tanto, separe un tiempo cada mañana para conversar con él y estudiar su palabra. Cuéntale a Él sus angustias.  

 

04 – Buscar ayuda

Si usted siente que ya no puede manejar la situación y la angustia aumenta cada vez más, busque ayuda de un profesional.

 

¿Es posible encontrar algo bueno en la angustia?

¡Si, es posible! La angustia puede impulsar un cambio. Los momentos angustiantes pueden ser de gran aprendizaje, pero hay que tener esperanza. En el momento en que se pierden las esperanzas, la angustia puede convertirse en un «monstruo», evolucionar y transformarse en una enfermedad psicosomática o en trastorno de ansiedad generalizada (TAG), depresión, etc. En casos extremos, las personas se vuelven introvertidas, pierden la capacidad de analizar las situaciones, de actuar socialmente y quedan «paralizadas».

Si usted siente una angustia muy grande y ya no tiene esperanzas, podemos ayudar. ¡Haga clic aquí! y envía “Quiero hablar de Esperanza”. ☺