Para mantener su casa protegida, cada vez más personas invierten en la seguridad residencial. Tener cerco eléctrico, alarma, cámaras de vigilancia y portón automático no es algo opcional en muchas ciudades modernas. Otros optan por vivir en condominios que ofrecen un paquete completo de seguridad privada. En todos los casos, los costos son elevados, en un mercado que mueve millones.
En efecto, invertir en la seguridad de nuestro patrimonio es importante. Sin embargo, lo que algunos no perciben es que a veces se descuida otro tipo de seguridad, que es aún más necesaria. Estamos hablando de la seguridad emocional que se puede alcanzar en el compañerismo de un matrimonio armonioso, y de una vida en familia donde hay amor y respeto. Al enfrentar las situaciones más desafiantes en un mundo lleno de inseguridades, marido, mujer e hijos ne- cesitan saber que hay un lugar al que pueden volver después de un día de actividades, un lugar donde hay aceptación y comprensión. Por esta razón Dios creó el matrimonio y la familia. Él desea proporcionar a la humanidad el ámbito de comunidad necesario para que, juntos, logren vencer las dificultades de la vida. A pesar de que el proceso tenga mo- mentos desafiantes, las recompensas son extraordinarias.
La Biblia está llena de consejos para ayudarnos a renovar nuestras relaciones familiares, de modo que ofrezcan seguridad emocional. La verdad es que, como seres humanos, se nos hace imposible evitar que las relaciones humanas su- fran daños y perjuicios. Al aplicar a nuestras relaciones familiares los conocimientos milenarios de la Palabra de Dios, podemos encontrar seguridad en un mundo de incertidumbres. No obstante, esto requiere tiempo para estar unos con otros, creciendo juntos.
CUENTA BANCARIA EMOCIONAL
A nosotros (los autores) nos encanta pasar tiempo juntos, a solas. Ya llevamos más de treinta años de casados, y hemos tenido el privilegio de trabajar juntos, y compartimos toda clase de actividades favoritas y lugares para visitar. Estamos realmente agradecidos porque Dios nos ha unido, y diariamente tratamos de aplicar los consejos que encontramos en la Biblia a nuestra relación matrimonial. Uno de nuestros versículos favoritos que nos gusta aplicar a la comunica- ción entre nosotros se encuentra en Santiago 1:19, que dice: “Todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse”.
Trabajar juntos es gratificante para nosotros, pero también es un desafío. Decidimos planificar momentos divertidos y encontrar motivos para celebrar a menudo, y así preservar el matrimonio y la familia como un espacio atrayente. Después de trabajar durante varios días para concluir proyectos laborales, una de nuestras actividades favoritas es comer juntos en un buen restaurante de comida india. Si bien tratamos de cuidarnos para no comer en exceso, disfrutamos de la comida y encontramos una razón para celebrar a Dios y a la vida mientras degustamos una buena comida.
Nuestros hijos son adultos y ya no viven en casa. Sin embargo, cada vez que tenemos la oportunidad de visitarlos, pasamos tiempo juntos y disfrutamos de nuestra familia. Al compartir un juego, una comida favorita, al visitar un museo o ir a la iglesia juntos, recordamos que nos pertenecemos y agradecemos a Dios por su bondad. Cuando estamos lejos, nos mantenemos en contacto en forma regular. Naturalmente, esto solo es posible si lo planificamos. Pero, es una inversión que vale la pena para la salud y la fortaleza de nuestro matrimonio y de nuestra familia.
El plan de Dios para el matrimonio se cumple más fácilmente cuando las parejas casadas utilizan un concepto llamado cuenta bancaria emocional. Esto es como cualquier otra cuenta bancaria: puedes hacer extracciones de una cuenta solo cuando tienes fondos. Y todos sabemos lo que sucede cuando hacemos más extracciones que depósitos en nuestra cuenta bancaria: terminamos con números rojos. Si tenemos la costumbre de gastar más que el saldo disponi- ble, muy pronto, ¡la deuda será impagable!
El mismo principio se aplica a tu relación matrimonial. Si todo lo que haces en tu matrimonio es sacar, sacar y sacar, sin contribuir primero al bienestar de tu cónyuge, no puedes esperar obtener algo positivo de tu relación. Cuando eres amable con tu cónyuge, estás haciendo depósitos en su cuenta bancaria emocional. Mientras más depósitos emocionales hagas en la cuenta bancaria emocional de tu cónyuge, más rica será tu relación. Por otro lado, tratar de obtener más de lo que das lleva una relación a la bancarrota.
Pues bien, ¿cómo te va con los depósitos en la cuenta bancaria emocional de tu cónyuge? ¿Eres amable, paciente, solidario, alentador y perdonador en general? ¿O eres cínico, impaciente, crítico, exigente, difícil y ofensivo?
Independientemente de lo difícil que haya sido tu relación matrimonial, puedes cambiar la situación si decides comenzar a hacer las cosas de otra manera. En vez de plantearte tu matrimonio desde la óptica de lo que quieres conseguir, comienza a considerar tu matrimonio desde la óptica de lo que puedes dar. Luego, observa cómo va creciendo la cuenta bancaria emocional de tu cónyuge, hasta que tu relación re- bose con la “moneda” de la buena disposición del otro.
»Cuando eres amable con tu cónyuge, estás haciendo depósitos en su cuenta bancaria emocional.»
Las siguientes seis actitudes pueden ayudar a cualquier pareja a encontrar seguridad emocional y alegría en la relación conyugal. Además, los hijos y todos los que convi- ven con ustedes se beneficiarán por el ambiente de paz y seguridad.
¡DEJA DE ETIQUETAR TU RELACIÓN!
Si deseas ofrecer un ambiente de seguridad emocional para tu cónyuge, deja de decir que tu matrimonio es problemático. En vez de eso, dedícate a planificar los cambios necesarios. Nosotros solemos pedir a la gente que se haga esta pregunta: “¿Tengo un buen matrimonio que pasa por algunos momentos problemáticos o tengo un matrimonio pésimo con algunos buenos momentos?” Es una variación del famoso dicho: “El vaso ¿está medio lleno o medio vacío?” Las parejas que estén dispuestas a encontrar lo bueno en su matrimonio y en su cónyuge podrán resolver más fácilmente el conflicto y tener un matrimonio más satisfactorio. Así que, empieza a creer que tu matrimonio vale la pena, y tu cónyuge y tú comenzarán a actuar para que esto se vuelva realidad.
La verdad es que cualquier matrimonio puede cambiar si la pareja cree en él y está dispuesta a comprometerse para fortalecerlo. La Palabra de Dios afirma con verdad: “Para el que cree, todo es posible” (S. Marcos 9:23).
APRENDE Y PRACTICA HABILIDADES DE COMUNICACIÓN EFECTIVA
Puede parecer muy obvio e instintivo, pero la verdad es que esto no es innato ni algo fácil. Si bien todos hemos aprendido a comunicarnos desde el nacimiento, la mayoría de nosotros hemos desarrollado métodos de comunicación defectuosos o incorrectos. Aprendemos cómo comunicarnos en nuestras familias de origen y traemos esos patrones, bue- nos o malos, a nuestro matrimonio. Además, lo que funcionó bien en nuestros hogares o con nuestros amigos puede no funcionar en nuestro matrimonio, con nuestro cónyuge. Ambos necesitan estar dispuestos a hacer ajustes en sus estilos relacionales y de comunicación, de manera que puedan mejorar la calidad de la relación. La mayoría de los desacuerdos matrimoniales se dan porque cada cónyuge habla al otro, y ninguna de las partes se ha detenido a escuchar las necesidades, los deseos y las aflicciones del otro.
Muchos de los problemas matrimoniales en realidad no son problemas. Se pueden resolver muchas cuestiones si nos tomamos el tiempo necesario para escucharnos mutuamente y tratamos de entender realmente al otro. Volvamos al buen juicio que se encuentra en Santiago 1:19, acerca de ser rápidos para escuchar, y lentos para hablar y enojarse.
DESCUBRE QUÉ LE GUSTA A TU CÓNYUGE
Descubre qué le gusta a tu cónyugue, y hazlo; descubre qué le desagrada, ¡y deja de hacerlo! Antes del matrimonio, las parejas se preocupan por ser la mejor versión de sí mis- mos: el mejor novio o la mejor novia. Hacen todo lo posible por descubrir lo que le gusta al otro, para colmarlo de los deseos de su corazón.
Sin embargo, después de la boda y la luna de miel, creen que ya no necesitan hacer cosas especiales el uno por el otro. Por supuesto, este cambio hace que tu cónyuge sienta que lo das por sentado. A esa altura es cuando escuchas que la gente dice que se casó con la persona equivocada. En realidad, no es tan así. Al contrario, ambos simplemente dejaron de ser la persona adecuada. Para colmo, empiezan a irritarse mutuamente, al hacer exactamente lo que saben que a su cónyuge le molesta. Si las parejas emplearan la Regla de Oro, de San Mateo 7:12: “Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes”, literalmente verían florecer y crecer exponencialmente sus matrimonios.
PERDONA CON FRECUENCIA
En el matrimonio, la relación más íntima, las parejas se hieren1 de tanto en tanto; por lo tanto, deberán aprender a perdonarse mutuamente. A veces, un cónyuge lastima al otro sin quererlo. También hay momentos en que dicen cosas ofensivas y desagradables para tomar represalias, por el dolor que quizás estén sufriendo. Ciertas heridas se pueden ignorar fácilmente, algunas son un poco más difíciles de perdonar, y otras dejan cicatrices profundas y duraderas.
Perdonar a alguien que te ha lastimado es la parte más difícil de amar, y aun así no puedes continuar amando verdaderamente sin hacerlo. Perdonar no es convertirse en un felpudo para ser pisoteado, absolver a los demás de la responsabilidad o simplemente olvidar. Aun así, al perdonar ayudas a iniciar el proceso de curación de tus heridas, y esto hace que dejes de sentir la necesidad de castigar a la otra persona. También te empuja hacia la restauración de esa relación resquebrajada. Y, con el poder de Dios, podrás entregar el regalo del perdón a tu cónyuge. Romanos 5:8 nos dice: “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”.
RÍANSE MUCHO
El viejo adagio: “La risa es una buena medicina” sigue vigente hoy. De hecho, investigaciones médicas han descubierto que la risa produce también beneficios fisiológicos y neurológicos. La risa ayuda a reducir el estrés, estimula el sistema inmunológico, reduce la presión arterial, une a las parejas y mantiene viva la relación. Decimos a las parejas que busquen cosas de las que reírse y que dejen de pelear por nimiedades.
»Al perdonar, ayudas a iniciar el proceso de curación de tus heridas, y esto hace que dejes de sentir la necesidad de castigar a la otra persona. también te empuja hacia la restauración de esa relación resquebrajada.»
Una vez más, muchas diferencias que tienen las parejas en el matrimonio son, simplemente, gustos personales. Sin embargo, también pueden aprender a reírse de malentendi- dos involuntarios. Proverbios 17:22 menciona: “Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos”.
ORA POR TU MATRIMONIO
Dios, el Creador, inventó el matrimonio. Por lo tanto, es sabio y, a la vez, fundamental hacer de él el centro de tu matrimonio. No nos referimos simplemente a honrarlo con los labios; nos referimos a establecer y mantener una relación significativa con Dios y reconocer constantemente su presencia, individualmente y también como pareja. Pide a Dios que sane tu matrimonio, y luego espera un milagro. Dios “puede hacer muchísimo más que todo lo que poda- mos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros” (Efesios 3:20).
También decimos a las parejas que, si creyeran que Dios está presente mientras hablan entre sí, ¿expresarían realmente algunas de las cosas que se dijeron mutuamente? ¿O se sentirían más inclinados a impresionar a Dios con palabras amables, pacientes, amorosas y compasivas? Especialmente cuando todos los días pides a Dios que perdone tus pecados y que te favorezca con su gracia y su misericordia, ¿cómo puedes pedir menos por tu cónyuge? Dios promete que, si lo buscamos humildemente cuando oramos, él nos escuchará, nos perdonará y sanará nuestras heridas (2 Crónicas 7:14).
Este es un artículo del libro: Esperanza para la Familia «El camino para un final feliz» al cual puedes acceder por completo a través del link.