Él quería pasear con su hijo, pero el hijo quería estar con los amigos. Él quería comer palomitas de maíz con su hijo, pero el hijo quería hacerlo con sus amigos.
Especialmente en la fase de los 13 a los 17 años, los adolescentes y jóvenes prefieren estar más con sus amigos que son los padres. Las mayores peleas, discusiones y malestares entre padres e hijos, se presentan en esos años. Algunos llegan a llamarlos “aborrecentes”. Esa situación puede ser diferente.
Entre las fases de crecimiento y madurez, la edad de 6 a 9 años es especial para padres e hijos.
Desde el nacimiento, hasta los cinco años, son muy dependientes (pañales, llanto, falta de noción de los peligros: enchufes, escaleras, ventanas, estufas, atravesar la calle, hábito de tragar objetos y remedios, etc.). De los seis años en adelante, interactúan más y tienen mayor consciencia de las cosas y noción de la realidad. Es la fase importante para fortalecer una amistad duradera del padre con el hijo. ¿Y por qué? De los seis a los nueve es el único momento en que los niños consideran a los padres como grandes héroes. “Mi papá es el más fuerte, el más inteligente, el mejor jugador de fútbol”. “Mi mamá hace la mejor comida del mundo, ¡ella sabe todo!”. Así definen ellos a los padres. A los niños les gusta usar ropa de los padres, les gusta cuando les dicen que son parecidos al padre o a la madre.
Esa es la edad de oro para jugar y pasar tiempo con ellos. Ese es el tiempo de conquistar su corazoncito para toda la vida. Es el período para solidificar los buenos hábitos de la oración, el culto de familia, el gusto por la alabanza a Dios, la lectura de la Biblia, el estudio de la lección de la Escuela Sabática, y la asistencia a la iglesia. Para desarrollar esos hábitos, es necesario dedicar tiempo.

El gran pecado de los padres en esa fase es no dedicarles tiempo de calidad a sus hijos. Algunos intentan enseñar casi que de manera forzada las prácticas cristianas después de esa edad, pero no tienen mucho éxito.
Pienso que existen dos problemas comunes en los padres de hoy: 1) Intentan educar a los hijos con mucha rigidez, aspereza, autoritarismo e impaciencia. 2) No juegan con sus hijos (algunos ni saben cómo jugar con ellos).
Es una cuestión de conquista. Conquiste a su hijo participando de las cosas que le gustan, y él estará más dispuesto a obedecer a un padre amigo.
El Club de Aventureros es una oportunidad excelente de unir más a los padres con los hijos en esta fase de la vida.
Por lo tanto, si usted invierte tiempo y esfuerzo en la mejor fase de la paternidad, tendrá a su hijo más cerca en las fases siguientes. Él tendrá otros héroes, pero los padres continuarán siendo la mejor referencia para él.
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). O como lo expresa la Biblia en el lenguaje actual: “Educa a tu hijo desde niño, y aun cuando llegue a viejo seguirá tus enseñanzas”.

Si usted padre o madre aprovecha al máximo la edad de los seis a nueve años de sus hijos para estar presente, jugar con ellos, y especialmente ayudarlos en el desarrollo espiritual, no solo esa fase será muy buena, sino la paternidad será para usted una experiencia feliz para toda la vida.

Udolcy Zukowski es teólogo y director del Ministerio de Conquistadores y Aventureros de la Iglesia Adventista en ocho países sudamericanos.

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PREGUNTAS PARA REFLEXIÓN Y DISCUSIÓN:

• Cuatro años pasan muy rápido (con los hijos de 6 a 9 años). ¿Cuál es el mejor horario del día (en su caso) para tener más tiempo de calidad con sus hijos?
• ¿Qué cosas están “robando” el tiempo que debería usar para estar con sus hijos?
• Mencione tres sugerencias de actividades de esparcimiento que usted tratará de participar con sus hijos.