¡Las relaciones saludables no ocurren por casualidad! Lo queramos o no, siempre estamos en contacto con distintos tipos de relaciones ya sea con nuestros padres, nuestros hijos, nuestras parejas o con nuestros compañeros. Si estas relaciones son positivas, nuestro sistema inmune se reforzará y nuestra capacidad para luchar contra las enfermedades aumentará.
Mientras algunas personas disfrutan de las relaciones familiares y laborales, otras sufren por su causa. Las relaciones fracasadas – debido a conflictos, violencia, abusos o problemas con la pareja – pueden tener serias consecuencias para la salud de los afectados, como insomnio, depresión, dolor de cabeza o fatiga. Las malas relaciones afectan a nuestro bienestar. Pero nos necesitamos los unos a los otros. El famoso filosofo y médico Viktor Frankl dijo una vez sobre el significado de la vida: “El hombre alcanza su propósito en la vida cuando se da a algo o a alguien.” El apóstol Pablo prosiguió escribiendo: “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros.” (Romanos 13:8)
¿Cómo podemos contribuir a que una relación prospere de nuevo? Tener buenas habilidades comunicativas es necesario para lograr relaciones exitosas. ¡Debemos aprender cómo expresar nuestros sentimientos y mostrar interés en cómo se sienten nuestros compañeros! El perdón y la gratitud también pueden aprenderse.
Acércate a tu pareja, a tus padres, a tus hijos y a tus compañeros de manera diferente para que tus relaciones tengan éxito.¡Tú serás el que más se beneficie!
Ni la salud ni las relaciones saludables surgen por casualidad- ¡el futuro está en tus manos!