Al contrario de lo que se imagina, la disciplina es un acto de amor. ¿Sabía usted que Dios está de acuerdo con esta opinión? En Apocalipsis 3:19 Él dice: «Yo reprendo y disciplino a todos los que amo». Muchos piensan que la ausencia de disciplina es el mismo que amar, así dejan que los niños hagan todo lo que quieren. Como resultado, encontramos padres desesperados, con niños agresivos, y que no sabrán lidiar con las situaciones de la vida en el futuro.

Piensan [los padres] que satisfaciendo los deseos de sus hijos y dejándoles seguir sus inclinaciones, obtendrán su amor. ¡Qué error! Los niños así consentidos se crían sin ver restringidos sus deseos, sin saber dominar sus disposiciones y se vuelven egoístas, exigentes e intolerantes; serán una maldición para sí mismos y para cuantos los rodeen (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 143).

La Biblia Sagrada es un gran apoyo para la disciplina de los niños. Sus innumerables consejos pueden ayudar mucho en esta tarea tan importante. En este artículo vamos a inspirarnos en los consejos de la Biblia para aprender a disciplinar con amor.

 

¿Qué es necesario para poner disciplina en el hogar?

El primer punto es la paciencia y el autocontrol. En Efesios 6:4 dice, « Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor». Recuerda que la disciplina no es un acto de ira contra su hijo. Si está enojado con algo que su hijo ha hecho, es necesario autocontrol y paciencia.

En segundo lugar, el adulto debe siempre cumplir sus promesas. Mateo 5:37 aconseja, «Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno». Si usted prometió castigar a su hijo, hágalo. Cuando no lo hace, enseña la impunidad. Si promete recompensarlo, tiene que cumplirlo, para que no pierda el valor de sus palabras frente a sus hijos.

Tercero, la mejor disciplina no usa la fuerza. Proverbios 29:15 dice que «La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre«. La vara en la Biblia es un instrumento de medición (de juicio). Los padres deben medir las acciones de sus hijos y hacer que vean dónde se equivocaron y qué necesitan hacer para cambiar. La mejor disciplina no es la que usa la fuerza.

Cuarto y último punto, la disciplina es un acto de amor. Por supuesto, no nos alegramos en disciplinar, pero si seguimos fielmente, producirá frutos. Hebreos 12:11 nos da esa certeza, «Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados». 

 

Habla de Dios a tu hijo(a)

padre e hijo caminando

La Biblia orienta que cada padre debe enseñar al niño la Palabra de Dios diariamente. En Deuteronomio 6:7 está escrito, «y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes». Tales lecciones nunca serán olvidadas.

Es un deber de los padres preparar a los hijos para la vida eterna, para eso hay que enseñar el camino correcto desde temprano. De acuerdo a Proverbios 22:6 la educación inicial es muy importante para la vida adulta, «Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él». Las lecciones de disciplina, respeto, autoridad y reverencia deben ser presentadas desde muy temprano al niño. No deben descuidarse.

«En el estado actual de la sociedad no es tarea fácil para los padres refrenar a sus hijos e instruirlos de acuerdo con la regla del bien que dicta la Biblia.» Consejos para los maestros pág. 262

Los hijos son joyas preciosas que necesitan ser talladas con cuidado y amor. Por lo tanto, disciplínalos con sabiduría.