Alborota su casa el codicioso; mas el que aborrece el soborno vivirá. Prov. 15:27.
La familia recibió la noticia como una bomba. El padre había sido capturado por tráfico de drogas. Vieron todo por la televisión, en la hora del noticiero. Allí estaba el padre, sin camisa, tratando de ocultar el rostro de las cámaras de los reporteros de la TV. A partir de aquel día, muchas actitudes «misteriosas» del padre parecían tener explicación. Él siempre decía que viajaba por causa del trabajo, pero la realidad era otra.
Hombre moralista, cariñoso, esposo y padre ejemplar, siempre proveyó todo lo que la familia necesitaba. Los hijos lo admiraban, y el descubrimiento de la vida doble de aquel hombre casi destruyó la unidad de la familia. El texto de hoy describe la situación de muchas personas que no miden las consecuencias cuando se trata de conseguir dinero. La ganancia deshonesta siempre trae complicaciones. No siempre con la policía. Son complicaciones interiores, noches sin dormir, conciencia culpable y horas infernales de angustia ante la posibilidad de ser descubierto.
Todo eso se refleja en la calidad de vida, que no es lo mismo que confort. Tú compras confort, pero no calidad de vida. Ir a un spa, gastar dinero en vacaciones maravillosas, comer en buenos restaurantes y hospedarse en los mejores hoteles, traen solo confort.
Salomón declara: «el que aborrece el soborno vivirá». ¿Acaso la persona deshonesta no vive? Existe, pero no vive. Vivir en el sentido bíblico, es más que sobrevivir, es disfrutar de paz, tranquilidad, sueño reparador, familia, valores espirituales, en fin, de las cosas simples, aparentemente insignificantes, que dan a la vida un sentido de plenitud. Eso no se compra. Tú lo recibes de gracia, de las manos de Dios, mediante el trabajo honesto. Enseña esos valores.
No impongas nada. Muchos trataron de hacer eso y solo consiguieron reclamos y rebeliones. Los valores nunca se imponen, se enseñan en el día a día, en la convivencia, con la palabra y con el ejemplo. Las personas sabias son medidas por la coherencia de sus palabras y de sus acciones. Sé, con la ayuda de Dios, una persona sabia, y haz de este día un día especial de formación de valores en la vida de tus amados, porque «Alborota su casa el codicioso; mas el que aborrece el soborno vivirá».
Por Alejandro Bullón