Está escrito

Una revista que se propone ser científica afirmo:

Nadie necesita creer en el Diablo, pero sería liviandad decir que todas las historias de posesión y exorcismo son inventadas para engañar a los incrédulos. La ciencia no se dedica mucho a aclarar esos fenómenos, la postura de las mentes esclarecidas oscila del total desden al interés específico por síntomas particulares. Situaciones demoníacas, espirituales o manifestaciones de alguna condición peculiar de la mente, ocurren mucho más frecuentemente de lo que imaginamos. 1

El tema de la espiritualidad humana es un problema sin explicación para los evolucionistas, pues si el hombre hubiese surgido apenas de la materia, entonces ¿de dónde vino esa capacidad de trascender, de buscar lo inmanente, lo espiritual?

En los capítulos anteriores, trabajamos bastante con evidencias, pero ahora necesitamos analizar un asunto de naturaleza esencialmente espiritual.

¿CREE USTED EN UNA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL?

Crea o no, este tema está en la cabeza de todo el mundo y se refleja donde las personas menos lo imaginan. La lucha entre el bien y el mal protagonizó ocho de los diez filmes de mayor taquilla de Hollywood de todos los tiempos. Es tema de romances, dibujos animados, y todo el tiempo está ocupando un lugar en nuestras vidas. Entonces, la primera pregunta a hacerse es: ¿Por qué se hablaría tanto de algo que no existe?

Ahora imagine la siguiente situación: La lluvia dejó de caer a las hs. 2:45, pero usted llega al lugar recién a las hs. 3:00. ¿Cómo sabe usted que estuvo lloviendo? ¡Es lógico! Vemos que algo sucedió por sus consecuencias. Bastará sólo con mirara el suelo, las plantas, los techos, etc., para ver que están mojados.

Así sucede con Satanás. ¿Cómo existiría el mal si no existiese alguien que lo cause? La Biblia reconoce la existencia de ese enemigo de Dios: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el Diablo”. Mateo 4: 1.

¿CÓMO SURGIÓ SATANÁS?

Dios es eterno (Salmo 90:2). La fe, apoyada por evidencias científica nos hacen entender que el Universo fue formado por Dios, a través de su palabra. (Hebreos 11:2).

Por su amor y voluntad propia, Dios deseó crear otros seres que pudiesen disfrutar de la vida. Todos los ángeles fueron creados por Él (Salmo 148:2-5). Ese ejército celeste adoraba al Creador (Nehemías 9: 6), y lo servían (Daniel 7: 10), adorándolo (Isaías 6: 3), (ver también Hebreos 12: 22 y Apocalipsis 5: 11).

Tal vez la afirmación de que los ángeles existen y fueron creados por Dios suene a sus oídos como que Papá Noel y los duendes existen. Al fin de cuentas las fábulas están ahí, para inventar un mundo de fantasía, tan parecido con el real, que la realidad del mundo espiritual termina pareciéndose a él. Hoy en día, la magia, brujería, duendes y hadas están tan mezclados en un mismo paquete con los ángeles, que es difícil hasta pretender estudiar al respecto. Es que la mentira es presentada tan parecida a la verdad, que se hace fácil confundirlas.

Todos los seres creados por Dios fueron dotados de libertad de elección, de voluntad propia.  Dios es amor y no es su deseo que sus criaturas lo sirvan por obligación. Ellos son libres para recibir y corresponder ese amor o no.

  • Dios es la fuente de la vida.
  • Él sintió el deseo de crear otros seres;
  • Así como una lámpara necesita de energía eléctrica para iluminar, nosotros dependemos de Dios para vivir.
  • Después de crear, Dios dijo: “Son libres para disfrutar todo lo que la vida les ofrece, pero si desean vivir permanezcan unidos a mi, que soy la fuente de la vida”.
  • Dios no creó robots, creó seres libres.

¿Y si los seres creados piensan que pueden tener vida sin estar unidos a Dios? ¿Qué es lo que Dios haría?

En todo el Universo existía amor, armonía y libertad. Y “LIBERTAD” ES LA PALABRA CLAVE EN LA CREACIÓN DE DIOS. Pero, en cierto momento, algo inexplicable sucedió.

La armonía fue amenazada por una de las criaturas de Dios, que era un verdadero modelo de perfección, “lleno de sabiduría… querubín protector… ungido… perfecto en tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló en ti maldad”. Ezequiel 28: 15- 17. Dios le dio a él posición y capacidades especiales. El rostro de aquél ángel lucía felicidad. Su majestad e inteligencia destacaban su porte noble. Lucifer era quien estaba más cercano al Creador.

El amor no es egoísta. Pero como Lucifer amó más su propia gloria, comenzó a sentir ORGULLO, ENVIDIA, ODIO (ver Ezequiel 28: 15- 17) y, entonces empezó a MENTIR, exponiendo a los otros su propio punto de vista. “El era homicida desde el principio y no se basaba en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo propio habla, porque es mentiroso y padre de mentira”. Juan 8: 44.

De esa forma, el engañador “arrastró consigo un tercio” de los ángeles del Cielo. (Apocalipsis 12: 4).

Dios lo creó perfecto y le dio la capacidad de realizar sus propias elecciones. Pero un día, la MALDAD FUE HALLADA EN SU CORAZÓN, fue acariciada por él, y fue así que surgió el pecado. No hay una explicación para el pecado. Si la hubiese, eso sería justificarlo. Y si el pecado fuese justificable, no sería pecado.

La Biblia menciona: “Tú has dicho en tu corazón: ‘Subiré al cielo en lo alto; hasta las estrellas de Dios levantaré mi trono y me sentaré en el monte de la asamblea, en las regiones más distantes del norte. Subiré sobre las alturas de las nubes y seré semejante al Altísimo”. Isaías 14: 13 y 14.

Él despreció el hecho de que la gloria que se veía en él, era simplemente el reflejo de la gloria de su Creador (Ezequiel 28: 17).

Dios no creó a Satanás, Él creó seres libres. Libres incluso para no obedecerle, si es que esa era su opción. Y esto fue lo que Lucifer hizo.

BATALLA EN EL CIELO

Si Dios sabía que Lucifer se transformaría en diablo, ¿por qué lo creó? Si Él no lo hubiese hecho, la libertad sería una mentira. ¿Pues como puede haber libertad si sólo existe una opción? El verdadero amor sólo puede surgir de la verdadera libertad. Para cada acto de rebeldía que las criaturas cometen, el Creador tendría un acto de amor mayor todavía (Romanos 5: 20).

Lucifer rechazó la autoridad divina. Fueron realizadas varias tentativas para convencerlo, se le dieron muchas oportunidades, pero su carácter estaba en oposición al de su Creador (Filipenses 2: 6-8). “Estalló entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles pelearon contra el Dragón. Y el Dragón y sus ángeles pelearon, pero no prevalecieron, ni fue hallado más el lugar de ellos en el cielo. Y fue arrojado el gran Dragón, la serpiente antigua que se llama diablo y Satanás, el cual engaña a todo el mundo. Fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados junto con él”. Apocalipsis 12: 7- 9.

UNA GUERRA MUY CERCANA

Aunque Satanás es un enemigo vencido, continúa empeñado en engañar, “pues sabe que le queda poco tiempo”. Apocalipsis 12: 12. Él no desea perderse solo. Por esto, “Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar”. 1 Pedro 5: 8.  “Porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales”. Efesios 6: 12.

Para las personas que viven fuera de la ley, les resulta mejor vivir ocultando su identidad. Por eso, un arma poderosa del enemigo es hacer que las personas duden de su existencia. ¿Por que lucharíamos contra un enemigo que no existe?

Él consigue camuflar sus mayores mentiras con disfraces de verdades, después de todo, nadie tomaría un veneno sabiendo lo que es, pero lo tomaría si estuviese mezclado con un delicioso jugo de frutas (vea Génesis 3: 1- 6).

Hoy, el campo de batalla es nuestra mente. La lucha es para ganar la simpatía el corazón humano. Cada momento, cada decisión a ser tomada, es usted quien determina si el vencedor será Dios o Satanás. Es por eso que usted tiene en su conciencia un criterio de lo bueno y lo malo. No es algo místico, es real. La voz de la conciencia que quiere hacer lo que es correcto, es la voz de Dios llamando a su mente: “Dame, hijo mío, tu corazón, y observen tus ojos mis caminos”. Proverbios 23: 26.