Un creciente número de familias está con problemas de endeudamiento y eso ha generado muchas fricciones en las relaciones. Estas dificultades son causadas, en primer lugar, porque existe falta de educación financiera para adultos. Segundo, por causa de las técnicas avanzadas utilizadas por los medios de comunicación que incentivan los gastos extras. Tercero, por el consumismo desenfrenado de nuestra cultura materialista. La solución está en el aprendizaje.
Recuerdo cuando planificamos con mi esposa todo lo referente a la compra de nuestra casa. Decidimos vender la mayor cantidad de cosas posibles para completar el valor; desde uno de los autos, pasando por equipamientos electrónicos, hasta incluso su vestido de novia y otros objetos de valor sentimental. Decidí que, desde ese momento en adelante, sería un consumidor consciente. El libre albedrío presupone la responsabilidad de corresponder con la confianza que Dios tiene en ti para que consumas con moderación. Mira, a continuación, algunos consejos prácticos.
1. La actividad útil es un plan divino
El Dios creador colocó a Adán y a Eva en una situación que les permitió tener la oportunidad de trabajar. “Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara” (Gén. 2:15). Es voluntad de Dios que nosotros estemos ocupados y empeñados en trabajos saludables. No podemos administrar desde el cero, necesitamos tener una entrada.
2. Fidelidad
La administración financiera cristiana significa colocar a Dios en primer lugar. Ser fiel desde el punto de vista económico es el principal factor en la administración de tu vida. Recuerda que si colocas a Dios en el primer lugar de tu vida, él te dará sabiduría y bendiciones (mira los textos de Prov. 3:5-10; Deut. 28:1-14; Mal. 3:6-12). Reconócelo como Creador, como Dueño de todo y como aquel que te sostiene. Administra lo que te ha dado, devolviéndole antes que nada su parte: el diezmo (Lev. 27:30), con amor y gratitud. Después de devolver el diezmo y de separar las ofrendas, que son parte de la adoración, debes administrar cuidadosamente tus gastos.
3. Vivienda
Este es el mayor gasto que se tiene en toda la vida. Hay situaciones en las que es mejor vivir en un lugar alquilado (por ejemplo, si vas a mudarte de ciudad por poco tiempo o si quieres juntar capital); pero lo mejor es intentar comprar una casa propia. Si adquieres una casa por medio de un financiamiento bancario, intenta pagar lo antes posible esa deuda para disminuir los intereses. Detalle: para calcular el valor de compra de una casa compatible con tus entradas, toma tus entradas anuales y súmale el 70 %. Controla los gastos de electricidad, agua y gas. Haz tú mismo todas las pequeñas reparaciones que puedas. Paga tus impuestos al contado, con descuento. No te atrases con los pago mensuales. Sigue el principio de Cantares 2:15, que nos dice que las pequeñas zorras son las que echan a perder las viñas.
4. Transporte
Este es el segundo mayor gasto. Dicen que “un auto consume como una familia”. Cuida al tuyo para que te dure. Un auto cero kilómetro puede no compensar, pues desvaloriza cerca de un 30 % en los dos primeros años. Sería mejor comprarlo al contado, con dos o tres años de uso, pues tendrá una vida útil de 10 años. Si guardas unos 100 dólares por mes, en cuatro años tendrás, más o menos, 4.800 dólares, lo que es una cantidad suficiente para pensar en comprar un buen auto.
5. Alimentación
Ir al supermercado presupone hacer una lista. Prepara la tuya con base en un menú planificado. Aprovecha las promociones “de verdad”. Al comer afuera de la casa, elige opciones saludables que estén al precio justo.
6. Educación
Te debes preguntar: ¿Voy a leer todos los libros y las suscripciones que compro? ¿Debería dedicar parte de mi tiempo a leer ese material? Existe mucho contenido pésimo a la venta. Por otro lado, hasta lo mejor y más barato no sirve de nada si no es leído. Invierte en estudios, que continúa siendo la mejor manera de prosperar; que el curso que realices esté dentro de tu área de formación. Compra el material escolar (tuyo o de tus hijos) antes que te lleguen las falsas promociones de “Regreso a las clases”. Otra buena opción es comprar al por mayor.
7. Vestimenta
Lo que vales no está relacionado con las marcas de tu ropa. Lo que vales como persona costó la sangre del Hijo de Dios, por lo que va mucho más allá de una etiqueta. Una tercera parte del guardarropa demora mucho en desgastarse. Identifica esas piezas y utilízalas en diferentes combinaciones. La calidad no está en marcas caras o famosas. Dicho sea de paso: ¿Cuántos zapatos, zapatillas, sandalias y chancletas realmente necesitas?
8. Salud
Compara varios planes de salud y ten mucho cuidado con los que son exageradamente baratos; estos pueden transformarse en un dolor de cabeza al poco tiempo. Los remedios «en promoción» no siempre son los más baratos.
9. Ocio
Busca entretenimientos gratuitos, como parques. Lleva tu propia merienda. Organiza un “almuerzo comunitario” en tu casa, aquellos en los que cada uno o cada familia lleva un plato para compartir. Visita a parientes y a amigos. Cuidado con la inscripción en el gimnasio al que no vas a ir. Considera el costo estimado de una mascota según su tamaño: perro de porte grande, gasto grande; perro de porte pequeño, gasto pequeño. Pájaros, peces, tortuga… menos gasto.
10. Varios
Evalúa críticamente si necesitas realmente un celular nuevo. Al comprar regalos, debes saber que el valor que pagues nunca va a reflejar en forma directamente proporcional tu amor por esa persona; no necesariamente cuanto más caro sea el regalo, más amor demuestras. Haz cosas tú mismo o compra algo que sea bueno, barato, bonito y creativo.
11. Ajusta tu plan de gastos
Pregúntate constantemente si hay algún gasto que puedas eliminar o reducir. ¿Estás tomando en serio tu planificación? ¿Estás dispuesto a hacer un sacrificio ahora para tener más tranquilidad más tarde? Con este fin, necesitarás mantener un registro de tus gastos para poder revisarlos, para saber si tu plan está funcionando. “Todos los gastos deben anotarse con exactitud” (Elena de White, Obreros evangélicos, [Buenos Aires: ACES, 2015] p. 473).
Tú no eres un turista en esta Tierra, por lo que no tienes por qué utilizar a tu favor todo lo que aquí existe. Ser fiel tiene su recompensa. Jesús prometió: “Y todo el que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos recibirá cien veces más y heredará la vida eterna» (Mat 19:29).
Cuando la Biblia dice que debemos buscar “primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mat. 6:33), está declarando que existen bendiciones para ti y que Dios “les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús” (Fil. 4:19). Puedes estar seguro de que “el Señor te pondrá a la cabeza, nunca en la cola” (Deut. 28:13), “tú les prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado de nadie” (Deut. 28:12). Confía en Dios, “es él quien te da el poder para producir esa riqueza” (Deut. 8:18). Él es quien te da el ascenso en tu trabajo, quien te abre las puertas de la oportunidad. Piensa así: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13).