Desde las primeras páginas de la Biblia es presen- tado el origen y la importancia de la familia. El libro de Génesis relata el inicio de la humanidad y cómo Dios estableció su formación y organi- zación en la sociedad a través de todas las eras, teniendo como base la familia. El modelo de la familia que nos es presentado tiene su origen en la idea y la acción de Dios, que comienza creando la humanidad a su imagen y se- mejanza (Génesis 1:27).
Esa humanidad se expresa en su totalidad como hombre y mujer. Frank Hasel apunta que “queda absolutamente claro que la creación divina no dio lugar a un ser humano andrógino, sino que la naturaleza humana (hay Adán) consiste desde el principio en ser mujer u hombre. Aunque el hombre y la mujer hayan sido creados a la imagen de Dios, podemos decir que solamente los dos juntos constituyen la imagen humana de Dios en su plenitud”.
Inmediatamente después de este acto creador de la primera pareja humana, Dios celebró el primer casamiento descrito de la siguiente manera en el libro de Génesis: “ Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:22-24) y les es dada la siguiente recomendación: “Los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla” (Génesis 1:28). Elena de White comenta: «Dios celebró la primera boda. De manera que la institución del matrimonio tiene como su autor al Creador del universo. ‘Honroso es en todos el matrimonio’ (Hebreos 13:4). Fue una de las primeras dádivas de Dios al hombre, y es una de las dos instituciones que, después de la caída, llevó Adán consigo al salir del paraíso”. Por lo tanto, bíblicamente, el matrimonio y la familia son creación de Dios y este acontece cuando se bendice a un hombre y a una mujer para que se unan en totalidad física, emocional y espiritual; y crezcan con la llegada de los hijos. Todo eso en un conjunto forma la familia, la expresión más profunda de la imagen de Dios en la humanidad. Esa imagen no debe ser reducida al individuo en esencia, sino en la comunidad creada: hombre-mujer/ mujer-hombre hijo, describe Edesio Sánchez Cetina.
Actualmente, este modelo bíblico de persona y familia es fuertemente cuestionado y rechazado con diferentes modelos de vida, de hacer y ser familia. Uno de los cambios más radicales no tiene que ver con su continente o número de miembros del núcleo familiar, sino con su contenido, los que pueden formar; dejando de ser el modelo heterosexual la única configuración.
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