Hace varios años, descubrimos una cita de un autor anónimo que dice: “Casarse es fácil. Seguir casado es más difícil. Seguir felizmente casado para toda la vida podría contarse entre las bellas artes”.
En realidad, no es necesario ser un genio para aceptar la realidad de esta sentencia. Si simplemente observas con detenimiento a la gente que te rodea, con la que te relacionas a diario, rápidamente te darás cuenta de cuán cierta es esta afirmación.
Incluso si te casaste hace pocos meses, ya habrás experimentado lo difícil que es seguir casado; ¡y mucho más seguir felizmente casado! Entonces, ¿cómo puedes mantener y hacer crecer una relación íntima con tu cónyuge, y cómo pueden convertirse en aliados?
Cuando hacemos referencia a la intimidad, probablemente no es lo que la mayoría de ustedes esté pensando en este momento. La intimidad es una cercanía profunda que toda pareja necesita desarrollar: emocional, financiera, intelectual y espiritual. Si bien la intimidad física es muy importante en el matrimonio, si una pareja casada no experimenta la intimidad de la que estamos hablando en esta sección, es posible que nunca experimente realmente la intimidad necesaria para perdurar en el matrimonio.
Una definición de la intimidad en el matrimonio que encontramos en un diccionario hace mucho tiempo dice: “Un vínculo afectuoso, cuyos hilos se componen de cuidado muto, responsabilidad, confianza y comunicación abierta de sentimientos y sensaciones, al igual que un intercambio no defensivo de información sobre sucesos significativos”.¹
Según el diccionario, un aliado es: “Dicho de una persona: que se ha unido y coligado con otra para alcanzar un mismo fin”. Otro significado que encontramos es “unirse formalmente, como en un tratado, una liga, el matrimonio o similar”.
»La intimidad es una cercanía profunda que toda pareja necesita desarrollar: emocional, financiera, intelectual y espiritual.»
Por lo tanto, este capítulo aborda el tema de cómo fomentar una relación con tu cónyuge que los acerque y los una más. Los esposos que son aliados están muy unidos en todo aspecto de su vida; y tienden a apoyarse mutuamente cuando enfrentan el desafío de una fuerza o persona externa.
Elena de White, una prolífica escritora cristiana del siglo XIX, declaró: “Por mucho cuidado y prudencia con que se haya contraído el matrimonio, pocas son las parejas que han llegado a la perfecta unidad al realizarse la ceremonia del casamiento. La unión verdadera de ambos cónyuges es obra de los años subsiguientes”.²
La verdad sobre el matrimonio es que, independientemente de cuánto tiempo se hayan conocido dos personas antes de casarse o de cuán compatibles parezcan, dado que todos somos pecadores y egoístas por naturaleza, nuestra relación matrimonial conducirá naturalmente a un estado de alienación y separación.
No obstante, lo bueno es que los esposos y las esposas pueden convertirse en aliados íntimos. Nuestros matrimonios pueden crecer. Tenemos que decidir. Podemos aprender a vivir con lo que está mal –algo que finalmente conduce al desprecio, el resentimiento y el aislamiento– o podemos bregar por tener un matrimonio excelente.
La mejor decisión que podemos tomar para convertirnos en aliados íntimos es proponernos conectarnos el uno con el otro todos los días, mediante el poder de Dios. Dado que el matrimonio fue una idea de Dios y él quiso que fuera una bendición para nosotros, para nuestra familia, para nuestros vecindarios y para el mundo, debemos confiar en que él nos dará el deseo y la fortaleza para desarrollar la bondad y la paciencia. Eso traerá como resultado un gran matrimonio.
Jesús afirma: “Humanamente hablando es imposible, pero para Dios todo es posible” (S. Mateo 19:26, NTV). Así que, debemos aprender a confiar en Dios, para que él pueda ayudarnos a tener la clase de matrimonio que desea que tengamos.
Con la mirada puesta en una definición bíblica de intimidad (la cercanía de la que estamos hablando), el Antiguo Testamento comparte, en Génesis 2:25: “Ahora bien, el hombre y su esposa estaban desnudos, pero no sentían vergüenza”. Esto es mucho más que desnudez física. En realidad, se refiere a una relación en la que hay total transparencia emocional, espiritual, intelectual y financiera.
A partir de esta perspectiva, ser un aliado íntimo significa que estás tan conectado con tu cónyuge en las áreas emocional, financiera, intelectual y espiritual que no te avergüenzas de mostrar quién eres realmente. Así, no tienes nada que ocultar a tu cónyuge, porque son transparentes entre sí; lo que solo puede ocurrir cuando han desarrollado una relación de confianza mutua. Básicamente, esto signi- fica que han decidido confiar el uno en el otro; cosa que sucede solo cuando cada uno demuestra ser digno de con- fianza para el otro.
Volvamos a la intención de Dios para el matrimonio: “Como ya no son dos sino uno, que nadie separe lo que Dios ha unido” (S. Mateo 19:6).
La unidad de la que la Biblia está hablando en el pasaje de Génesis es verdaderamente un misterio, en que dos personas (un esposo y una esposa), según el Nuevo Testamento (1 Corintios 7:2),3 se unen para formar una nueva identidad. Y, no obstante, no significa que una persona quede absorbida bajo la personalidad del otro, sino que hay dos personas distintas, con su individualidad, con sus gustos, que han elegido convertirse en un “nosotros”. Entonces, cuando uno de ellos sufre el otro sufre, y cuando uno de ellos es feliz el otro también es feliz, porque han decidido ser aliados íntimos.
Hay esperanza para las familias de hoy solo cuando hay una comprensión clara de lo que está causando la separación y la alienación en el matrimonio. Lo que sabemos, basados en las investigaciones sobre el matrimonio, es que existen barreras para la unidad que hay que quitar en una pareja para que puedan ser aliados íntimos: 1) la protección propia y el miedo al rechazo; 2) el pecado y el egoísmo; y 3) la falta de conocimiento.
Debido a lo que muchos experimentamos desde pequeños, tendemos a protegernos a nosotros mismos y tememos el rechazo cada vez que alguien emite una opinión diferente de la nuestra. Es una señal de inseguridad. Este comportamiento, por desgracia, es muy común en el matrimonio.
Además de eso, en virtud de nuestro egoísmo, queremos que las cosas sean exactamente como decimos que deberían ser porque así lo dijimos. Esto dificulta mucho la relación y es una señal de inmadurez.
En última instancia, simplemente carecemos del conocimiento necesario para mantener una relación íntima. No sabemos cómo comunicarnos efectivamente. No sabemos cómo manejar el conflicto. No sabemos cómo crear cercanía en nuestras relaciones. Por lo tanto, ser aliados íntimos es imposible cuando estas barreras existen en nuestras relaciones matrimoniales.
Ser un aliado íntimo significa que estás tan conectado con tu cónyuge en las áreas emocional, financiera, intelectual y espiritual que no te avergüenzas de mostrar quién eres realmente.
Ser aliados íntimos significa adoptar los siguientes componentes en tu relación matrimonial. Primero, la unidad, que es la experiencia de llegar a ser una carne, de lo cual habla la Biblia. Es un acuerdo de unidad emocional, financiera, espiritual, intelectual y física que todo matrimonio exitoso debe tener.
En segundo lugar, la permanencia, que es el compromiso de estar casado con tu cónyuge hasta la muerte. No significa que Dios no te ame si estás divorciado; Dios te ama, independientemente de tu estado civil. Sin embargo, Dios odia el divorcio, porque separa y lastima a las personas. No obstante, el abuso y la infidelidad también matan la permanencia en el matrimonio. Por lo tanto, estos deben evitarse a toda costa, para disfrutar del tipo de relación matrimonial que Dios desea que tengas.
En tercer lugar, la apertura, que implica que seas transparente con tu cónyuge. Es una relación sin vergüenza. Es un ambiente de seguridad y educación, porque tanto el esposo como la esposa entienden claramente que están en el mismo equipo, y no tienen nada que ocultarse el uno al otro.
Convertirse en aliados íntimos es una decisión que tomas de ser paciente y amable con tu cónyuge, y protegerse mutuamente de cualquier entidad ajena que busque disminuir y destruir la relación. Ser aliados íntimos es una mentalidad que cultivas todos los días, con la intención de que la relación matrimonial les brinde felicidad, plenitud y satisfacción.
Este es un artículo del libro: Esperanza para la Familia «El camino para un final feliz» al cual puedes acceder por completo a través del link.